El cristianismo es muchísimo más que solo otra religión. No es otra colección de reglas y normas. Es una verdadera relación con Jesucristo. Cuando entregamos nuestro corazón a Jesús, Él se convierte en nuestro Salvador y Señor. La vida no solo está llena de responsabilidades, deudas y trabajo, sino que también puede tener un propósito eterno.
Conforme nos acercamos a Dios, Él empieza a revelarnos su verdadero propósito y sus planes para nuestra vida. Empezamos a descubrir la misión personal y la tarea que el Señor ha planeado para cada uno de nosotros. Aunque tenemos diferentes dones, talentos y habilidades, cada uno de nosotros es llamado a la misma misión de transformar el mundo con el amor y poder de Dios. Dios nos llama a nivel personal a compartir nuestra fe, a guiar a otros a una vida más cercana con Cristo, y a ayudar a otros a cumplir su misión específica. Al depender de Dios y dejar que Él marque la diferencia en nuestra vida, Él nos usará para marcar esa diferencia en la vida de otros.