Después de conquistar la Tierra Prometida y dividirla entre las doce tribus, Israel descansó de las constantes guerras. Los israelitas, que después de ser esclavos se convirtieron en guerreros conquistadores, ahora se volvieron agricultores. Unos doscientos años después de tomar posesión del territorio, ya no eran los guerreros que habían luchado para conquistar la Tierra Prometida. Cuando la tribu de Efraín y la mitad de la tribu de Manasés fueron acozadas por sus vecinos los madianitas, no tuvieron más opción que soportar el terror y clamar a Dios. En respuesta a sus oraciones, el ángel del Señor apareció y les proveyó un líder poco conocido hasta ese momento, para que guiara a los israelitas contra esos enemigos, su nombre era Gedeón.