Cuando Pablo fue transportado en barco, él y todos a bordo se encontraron con un clima cada vez más peligroso en el mar. Pablo advirtió del peligro a los oficiales del barco, pero ellos decidieron ignorarlo. La tormenta en la que quedaron atrapados continuó empeorando, eventualmente bloqueando cualquier esperanza que pudieran haber tenido de sobrevivir. Felizmente, Pablo estaba allí para animarlos con un mensaje de Dios. Tal vez los alumnos están pasando por situaciones difíciles y tienen mucha incertidumbre. El desafío para todos nosotros es confiar en Dios sin importar cuán difíciles o inciertas sean nuestras situaciones. Si podemos hacer eso, Él se asegurará de que superemos nuestras tormentas.