Después de muchos años de enviar profetas para advertir a Israel y Judá que se arrepintieran y se volvieran a Él, Dios no tuvo más remedio que dejar que sufrieran las consecuencias. Primero, Asiria conquistó el reino del norte, Israel. Sus ciudadanos fueron deportados y reubicados en esa tierra (2 Reyes 15:29; 2 Reyes 17:3-6). Eventualmente, el reino del sur, Judá, fue conquistado y deportado a Babilonia (2 Reyes 24:12-14; 2 Reyes 25:11, 21). Daniel, siendo ya un anciano al servicio del imperio medo-persa, es el personaje principal de esta sesión. A través del libro de Daniel, él demostró audazmente su fe en Dios reiteradas veces a pesar de estar rodeado por una cultura pagana.