Jesús es el sacrificio perfecto
A lo largo de la historia, vemos que el pueblo de Dios hizo sacrificios imperfectos para redimir los pecados de su gente. Jesús vino a la tierra y vivió una vida sin pecado. Su muerte en la cruz fue el sacrificio perfecto que permitió el perdón de nuestros pecados. Su resurrección nos mostró que Él venció la muerte y fue victorioso.